miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿Era Peter Pan un pobre diablo?


¡Los niños son felices!, dice la gente (los niños que no pasan hambre, ni están enfermos, ni carecen de un entorno familiar aceptable, se entiende). ¡A veces soy feliz como un niño! (insisten). ¡Ah, recuerdo cuando era un niño feliz y sin problemas! (erre que erre). ¡No hay que dejar nunca de ser un niño!(dale que toma). ¿A qué viene tanto rollo con la infancia? ¿Es la infancia, de verdad, un paraíso feliz, como se empeñan en creer los adultos (no los niños, claro)? Esta claro que quien cree esto no ha observado con profundidad a los niños, cuyos sufrimientos habituales son tan terribles, al menos, como los de los adultos. En fin: ¿Es Peter Pan (o Michael Jackson, por citar un ejemplo más actual) un modelo a seguir?

Peter Pan es la historia del niño que no quería crecer. Pero resulta que los niños de verdad lo que más quieren es crecer. ¿Por qué será? ¿No tendrían que estar contentísimos de ser niños y quedarse tal como están? Pues parece que no, oye. A lo que más les gusta jugar es a ser mayores. Mitifican la edad adulta como un paraíso en donde por fin podrán hacer lo que quieran, tener lo que deseen, no depender tanto de los demás... Quizás intuyen que se lo pueden pasar mucho mejor siendo mayores; jugar a más juegos, y a juegos más complejos e interesantes... ¿Y tú, qué opinas? ¿Te irías a la isla de Nunca Jamás para ser por siempre un niño (como Peter Pan)? ¿O preferías vivir en el mundo de los adultos? ¿Son, de verdad, más felices los niños que los mayores?

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