martes, 22 de noviembre de 2016

Nuevo debate en Diálogos en la caverna, de Radio 5: Sexo, drogas y... ¡radio!


Algunos de los alumnos de Filosofía en nuestra caverna radiofónica en RNE. Podéis escucharlos si pulsáis aquí Gracias Noa, Alma, Marta, Juan Carlos, Cesar, Helena y al amigo y filósofo Juan Carlos Vila por vuestra interesantísima discusión. 




















domingo, 20 de noviembre de 2016

¿Qué es ser libres?


Crecer, ser como los mayores, tiene relación con ser libre y autónomo. 

Pero: ¿qué es ser libre? Está claro. Hacer lo que queramos, dentro de ciertos límites, claro (no puedo crecer quince metros, por ejemplo, por mucho que quiera). Pero aunque no lo podamos todo, siempre podemos querer más de una cosa: pasear o quedarnos en casa, venir a clase o no hacerlo, obedecer o no, vivir o morir, etc. En resumen: que siempre podemos elegir. Tal vez esto sea una ilusión, como decíamos en la entrada anterior, y realmente esté todo escrito, pero ilusoriamente o no, nunca dejamos de tener la experiencia de decidir. "Estamos condenados a ser libres", decía J. P. Sartre. 

Ahora bien, la cuestión interesante en relación al asunto de la libertad no es que podamos escoger (siempre podemos), sino más bien esta: ¿por qué escogemos lo que escogemos? ¿por qué queremos más unas cosas que otras?...Es obvio que (si no estamos locos) queremos lo que es mejor para nosotros, lo bueno. ¿Pero cómo sabemos lo que es bueno y nos conviene? ¿Por qué nos lo han dicho otros (los padres, los amigos, la publicidad, los profesores, los cuentos que nos contaban de niños y que nos siguen contando de mayores...)? Todos tenemos ideas, imágenes, ensueños... acerca de lo que es guay, bueno, chachipiruli... Pero esas ideas o imágenes, ¿son nuestras? ¿Las hemos elegido conscientemente nosotros? ¿O nos las han metido a traición en la cabeza?...Quizás esté aquí el meollo del problema de la libertad. Quizás somos libres no cuando hacemos lo que queremos, sino cuando sabemos y decidimos (por nosotros mismos) qué es eso que queremos... ¿Y tú? ¿Sabes por ti mismo lo que quieres, o quieres lo que otros quieren que quieras?


ACTIVIDADES

1. ¿Hay alguna circunstancia en la vida en que no podemos escoger entre, al menos, dos opciones?
2. Un filósofo del siglo pasado (Jean Paul Sartre) dijo que “el hombre está condenado a ser libre”. ¿Qué crees que puede significar esta frase?
3. ¿Es lo mismo "ser libre" que actuar "por capricho"?
4. ¿Puede uno escoger querer lo que quiere? ¿Somos libres para escoger lo que nos gusta?
5. ¿De qué depende que nos guste lo que nos gusta?
6. Tal vez queremos o nos gusta algo porque tenemos la idea de que va a ser bueno para nosotros. Ahora bien: ¿Tenéis ideas propias acerca de lo que es bueno querer? ¿O son prestadas (de vuestros padres, amigos, profesores, libros o películas favoritas...)? ¿Cuándo diríamos que nuestras ideas son nuestras y no inculcadas por otros?
7. ¿Sabés realmente lo que TÚ quieres y por qué lo quieres?
8. Después de pensar en todo lo anterior, dí: ¿crees que las personas somos libres? ¿Y tendría algo que ver esa supuesta libertad con ser más o menos sabio?

jueves, 17 de noviembre de 2016

II Master de sofística aplicada en el IES Santa Eulalia


¿Quién no quiere TRIUNFAR? ¿Y quién no sabe lo que significa eso?... ¿No queréis el poder que da la riqueza, y la riqueza que da el poder? ¿No queréis ser queridos e influir como queráis en los demás?... PODER, RIQUEZA, POPULARIDAD... ¿No es eso lo que define a un triunfador?... Esto es, al menos, lo que enseñaban los sofistas griegos. Y también lo que se nos enseña hoy... ¿O no es verdad?...
¡Pero no lo penséis tanto! Si de verdad queréis ser alguien en la vida, olvidaos de la verdad (que no existe) y convenceros de que podéis convenceros y convencer a cualquiera de cualquier cosa (que os convenga), pues la llave del ÉXITO es esa: adquirir el poder de convicción que dan las palabras. Eso enseñaban los sofistas y eso se sigue enseñando hoy... Por todo esto os propongo que asistáis al curso favorito de muchos políticos y de los mejores tertulianos de la tele... Por segunda vez en Mérida, y solo durante un día, se os ofrece la ocasión única de participar en el 

 APRETAMÁSTER DE 
RETÓRICA PRÁCTICA

En un tiempo record (dos horas) uno de los mejores sofistas del mundo os enseñara las técnicas para expresaros en público y convencer a los demás de lo que os dé la gana. 

- Técnicas de improvisación (la ocasión la pintan calva)
- Creación de personajes (sé como tu quieras según convenga)
- Interpretación (aprende a hablar de lo que quieras con convicción)
- Expresión corporal (exprésate con todo el cuerpo).
- Retórica y elocuencia (descubre el mágico poder de las palabras).
- Como hacer un éxito de cualquier fracaso (o de como caer siempre de pie, como los gatos).

Profesor: Jonathan González (de la Escuela Sofística Picodeorus de Atenas)
Precio: 5 euros.
Lugar: I.E.S. "Santa Eulalia".
Día y hora: sábado 19 de noviembre de 11 a 13.
Matrícula abierta: Inscripciones en clase de filosofía.

* Se recomienda traer ropa cómoda. Se advierte que este curso puede provocar severos ataques de risa que pueden ser mortales, así como tendencia a la verborrea disparatada, de los que la organización no se hace responsable.





miércoles, 16 de noviembre de 2016

Libertad y determinismo.

PARA ESCUCHAR EL PROGRAMA DE RADIO PULSA AQUÍ

Voz en off.- año 2150 de nuestra era
Espe.- ¿Qué eso que llevas ahí, Felisa?
Felisa.- ¿Esta máquina? Yo lo llamo mi GPS
Cova.- ¿Tan desorientada andas?
Felisa.- No lo entendéis, chicas. Esto es el último avance de la ciencia: hace continuamente un escáner de mi cerebro y de mi alrededor, y calcula lo que voy a pensar, sentir y decidir dentro de un rato, o incluso de unos días. Es como ver la película de tu vida.
Cova.- ¡Como mola! ¡A ver si me lo pasas!
Espe.- Y ¿de qué te sirve?
Felisa.- ¿¡Cómo que de qué!? Si tengo que tomar una decisión chunga (ejemplo inminente: decirle al tonto de Juan Hoyo que si quiere salir conmigo), miro este cacharro y me dice lo que voy a terminar decidiendo. Así no me como la cabeza…
Covandoga.- ¿Y no se equivoca?
Felisa.- A veces falla un poco, porque no cuenta con todos los imprevistos, pero es bastante fiable, y se va perfeccionando. ¿Queréis una demostración?
Espe.- ¿Entonces, dejas que ese trasto decida todo lo que vas hacer, tú ya no tomas decisiones?
Felisa.- ¿Yo, para qué, si ya está todo escrito?
Espe.- Y ¿no puedes cambiar de parecer, aunque solo sea para llevarle la contraria a la máquina?
Felisa.- ¡Ya cuenta ella con eso, es muy lista! Y ese es el lado malo: que muchas veces, por mirarla, me dice [voz de máquina]: “Se modifica la previsión para dentro de cinco minutos”…
Espe.- Pues yo creo que ya sé lo que me diría en cuanto que la tuviese en mis manos.
Covandoga.- ¿Qué?
Espe.- Diría: (voz de maquinita) “Usted va a tomar inmediatamente la decisión de… ¡oh, no, no: DESHACERSE DE MÍ!!!”
Covandoga.- ¡Ja, ja, ja!
Felisa.- ¿Qué pasa: no te lo crees, que funciona?
Espe.- No digo que no me lo crea. Digo que… prefiero vivir la vida, más que presenciarla.





¿Somos realmente libres, o solo ocurre que ignoramos lo que está escrito que necesariamente vamos a hacer? El sentido común, y algunos filósofos, creen que sí tomamos decisiones libremente. Pero esto es muy problemático, si se piensa un poco, porque ¿cómo una mente, o un cerebro, podría cambiar el curso natural de los acontecimientos?

Por eso, otros filósofos niegan la libertad. Antiguamente se creía más en un determinismo divino (todo lo mueven los hilos de la Parca); pero hoy es más corriente el determinismo materialista, que dice que, puesto que todos nuestros movimientos están regidos por leyes mecánicas, la libertad es una ilusión. Ni siquiera sirve de escapatoria el hecho de que la física actual no sea completamente determinista, sino probabilista, porque, ¿cómo podría colarse la libertad en esa probabilidad?

Hay, por fin, otros filósofos, llamados compatibilistas, que piensan no hay auténtica contradicción entre libertad y determinismo: sencillamente se trataría de dos niveles paralelos de sucesos. Lo que, a nivel micro-físico, sería totalmente mecánico, a nivel psicológico sucede como libre decisión. Pero ¿podemos hablar de una decisión libre si un físico podría predecir lo que va a hacer?






¿Qué piensas tú? ¿Eres libre para pensarlo?

La píldora de la felicidad.




Imaginaos que soy el distribuidor de un nuevo medicamento (aún por legalizar, por lo que habría que llamarlo más bien droga) realmente alucinante, al que llamaré de momento "felicitina". Esta milagrosa sustancia se introduce en el cerebro de quien la toma, descubre allí lo que realmente le hace feliz y produce a continuación una alucinación en la que sucede todo lo que desea. Esta alucinación es perfecta, indistinguible de la vida real, como uno de esos sueños maravillosos de los que nos cuesta trabajo despertar. La píldora no produce efectos secundarios nocivos y es, de momento, gratuíta. Vuestro cuerpo permanecería sano y cuidado en una cámara de congelación. Y para vuestros padres y amigos crearíamos un clon idéntico a vosotros para que no os echaran de menos. 

Podéis probar con una primera dosis, cuyos efectos duran 24 horas. La segunda dosis tiene efectos para toda la vida. Y lo mejor: una vez que toméis la segunda dosis: ¡no vais a acordaros jamás de que habéis tomado la píldora y de que vuestra vida de ensueño no es más que una alucinación!... Pues bien (suponed que estáis completamente seguros de que la pastilla funciona y de que es verdad todo lo que os he dicho) ¿LA TOMARÍAIS O NO? (Y POR QUÉ)...
Para convenceros del todo podéis escuchar este programa de radio

¡¡¡¡Los diez primeros compradores recibirán de de regalo un lote de películas!!!!*
* Las películas son: "Un mundo feliz" y "Matrix". Esta promoción está sujeta a que se consuma primero la píldora y solo estará disponible para direcciones del mundo virtual. 


Corazón de Oro contra el Doctor Infierno. ¿Es la bondad un asunto del corazón o de la cabeza?

Dicen que los simples e inocentes (es decir, los más ignorantes) son buenos. Los niños son buenos, dicen, hasta que los estropeamos los mayores y les enseñamos lo que no deben. Los nativos de las culturas más primitivas son buenos y puros, dicen, hasta que llegan los malvados colonizadores y les corrompen. Los hombres rudos y sencillos del campo son buenos, dicen, hasta que la civilización destruye su ancestral modo de vida… Ya lo cuenta el mito de Adán y Eva (y tantos otros): el hombre es bueno hasta que, pretendiendo saber más de la cuenta, rompe el equilibrio ecológico del paraíso y hace aparecer el mal y el pecado en el mundo... Al fin y al cabo, la bondad parece que es asunto del corazón. Y el que empieza a darle demasiada importancia al saber y la inteligencia pierde ese camino al que le conducían, sin pensarlo, sus emociones más puras, y se vuelve soberbio, ambicioso y malvado, como esos diabólicos seres de los cuentos y películas que ponen su inteligencia al servicio del mal…

¿Qué dirías tú? ¿Hay que ser sabio, inteligente, culto y sofisticado para ser bueno, o basta con tener un corazón de oro? ¿Qué hay de verdad (o de mito) en eso de que el niño, o el nativo, o el hombre del campo son, por lo general, bondadosos y nobles?




ACTIVIDADES.


1. ¿Se puede ser bueno sin saber, de forma consciente, crítica y reflexiva, qué es lo bueno?
2. ¿Has oído hablar del "mito del buen salvaje"? ¿Qué opinas al respecto?
3. ¿Saber lo que es bueno para uno mismo tiene relación con conocerse bien a sí mismo?
4. ¿Hay que ser sabio para ser bueno con los demás? ¿O es más bien cuestión de tener buen corazón?
5. ¿Tiene algo que ver el hacer el bien con conocer cómo es el mundo y cómo son los demás? ¿Por qué?
6. ¿Serán las personas con conocimiento e inteligencia más propensas al mal? ¿Y eso?

¿Era Peter Pan un pobre diablo?


¡Los niños son felices!, dice la gente (los niños que no pasan hambre, ni están enfermos, ni carecen de un entorno familiar aceptable, se entiende). ¡A veces soy feliz como un niño! (insisten). ¡Ah, recuerdo cuando era un niño feliz y sin problemas! (erre que erre). ¡No hay que dejar nunca de ser un niño!(dale que toma). ¿A qué viene tanto rollo con la infancia? ¿Es la infancia, de verdad, un paraíso feliz, como se empeñan en creer los adultos (no los niños, claro)? Esta claro que quien cree esto no ha observado con profundidad a los niños, cuyos sufrimientos habituales son tan terribles, al menos, como los de los adultos. En fin: ¿Es Peter Pan (o Michael Jackson, por citar un ejemplo más actual) un modelo a seguir?

Peter Pan es la historia del niño que no quería crecer. Pero resulta que los niños de verdad lo que más quieren es crecer. ¿Por qué será? ¿No tendrían que estar contentísimos de ser niños y quedarse tal como están? Pues parece que no, oye. A lo que más les gusta jugar es a ser mayores. Mitifican la edad adulta como un paraíso en donde por fin podrán hacer lo que quieran, tener lo que deseen, no depender tanto de los demás... Quizás intuyen que se lo pueden pasar mucho mejor siendo mayores; jugar a más juegos, y a juegos más complejos e interesantes... ¿Y tú, qué opinas? ¿Te irías a la isla de Nunca Jamás para ser por siempre un niño (como Peter Pan)? ¿O preferías vivir en el mundo de los adultos? ¿Son, de verdad, más felices los niños que los mayores?

martes, 8 de noviembre de 2016

Si los tontos son más felices... ¿Para qué venir a clase?


Filosofía” significa en griego “amigo o amante de la sabiduría”. El “filósofo” es el que “ama el saber”, el que “busca la sabiduría”. Ahora bien, ¿nos conviene este amor?, ¿es bueno esto de querer saber?... Algunas filosofías y doctrinas religiosas piensan que el hombre en “estado natural” (como un animal o un niño) es ignorante, bueno y feliz, y que es la educación lo que le corrompe, volviéndolo malo e infeliz. ¿Será esto cierto? ¿Es mejor no saber demasiado? ¿Son más felices los animales, o los niños, o los tontos, que nosotros? ¿No será mejor no venir a clase (o venir, a lo sumo, para aprender algún oficio con que ganarnos la vida y ya está)? Tal vez, las asignaturas más teóricas que dais en el instituto habría que suprimirlas (sobre todo la filosofía, que es la más teórica de todas). Al fin y al cabo, ¿para qué sirven realmente? Para nada. Si queremos ser felices lo mejor es no pensar ni saber demasiado (ser, algo así, como Homer Simpson: cuanto más tonto e inocente, mejor)... ¿O no? Por si las dudas, afilad el lápiz que traeis a clase. Si durante estos días nos convencemos de que es mejor aprender y ser sabio, lo utilizaremos para tomar notas. Pero si de lo que nos convencemos es de que, en efecto, la ignorancia es la llave de la felicidad, utilizaremos ese lápiz para otra cosa bien distinta... ¡Para esto! (Mirad el video)
Ahora contesta: ¿qué debemos hacer para ser felices: buscar el conocimiento, como Lisa Simpson, o ser cuanto más ignorantes mejor, como Homer? Y si contestas que es mejor ser como Homer, responde lo siguiente: ¿para qué habría de servir, entonces, venir a clase y educarse?...

Más debates en Radio 5: ¿educar en casa o en la escuela?


Algunos de los alumnos de Filosofía en nuestra caverna radiofónica en RNE. Podéis escucharlos si pulsáis aquí Gracias Noa, Alma, Marta, Juan Carlos, Cesar, Helena y al amigo y filósofo Juan Carlos Vila por vuestra interesantísima discusión. Y más que vendrán...




















domingo, 6 de noviembre de 2016

Lo que le dijo a Eva la malvada serpiente...

He aquí una nueva versión (descubierta bajo los cimientos de una casa arrasada por el ejército israelí) del famoso mito del génesis. Para sorpresa de los teólogos es una versión dramatizada. Esta traducido del paradisiés, un lenguaje de gruñidos y silbidos que según se cree se hablaba en el paraíso original...

Eva.- (Se refriega los ojos soñolienta) Bueeeno, pues un día más siendo feliz junto al oso panda y estos leones hambrientos tan graciosos. Adán seguramente habrá ido a retozar por la hierba y a que los buitres le rasquen la barriga...
La serpiente (que baja desde la rama de un árbol).- Buenos días Eva. Te veo muy bien.
Eva.- Natural...Esto es el paraíso, chica. Por cierto, no te habían prohibido acercarte por aquí.
La serpiente.- Sí, en este paraíso abundan las prohibiciones por lo que parece...
Eva.- ¿Por qué lo dices?
Serpiente.- ¡Jo, todo el mundo lo comenta! El Viejo os ha prohibido comer del árbol de la sabiduría...
Eva.- Ah, sí. Ya no me acordaba... Es la ventaja de ser como un niño. Se te olvidan en seguida las rabietas. ¿Y qué más se comenta de nosotros?
Serpiente.- Ja, ja. ¿De verdad quieres saberlo?
Eva.- ¿Eh? Bueno, yo... No debería... Pero ¡qué demonios! Me muero de ganas. Cuéntame antes de que vuelva Adán, que es un histérico con eso de la ley y el orden.
Serpiente.- Pues mira hija, la verdad es que no se dicen cosas muy buenas. Que mucho ser los reyes de la creación, pero que luego no tenéis personalidad ninguna. Que para qué tanto estar hechos a Su imagen y semejanza si no podéis hacer lo que hace Él y comer del árbol que os de la gana...
Eva.- Pero es que está totalmente prohibido comer del árbol del conocimiento.
Serpiente.- Sí, ya sé. Él os dicta lo que está prohibido, sin una sola explicación, y vosotros agacháis la cabeza y obedecéis. ¡Menudos reyes estáis hechos! Os trata como a niños de teta...
Eva.- Eso de saber debe ser muy malo, por eso Papá nos lo prohíbe. El sabe lo que nos conviene.
Serpiente.- ¿Y cómo sabes que saber es malo? ¿Lo has probado?
Eva.- No, pero me fío de Él. Tengo fe. ¡Es Dios, tía!
Serpiente.- Claro, y yo el diablo, no te fastidia. ¡Él que va a decir!... (Sibilinamente y en voz baja) ¿Y no te gustaría, Eva querida, saber qué efectos tiene comer del fruto prohibido?
Eva.- Eh... bueno. Aunque no sé si debería...
Serpiente.- Ja, ja, ja (ríe diabólicamente durante un buen rato). Para tener tanta fe quieres saber un montón de cosas hoy, ¿eh?
Eva.- ¡Venga, dilo ya, antes de que me arrepienta!
Serpiente.- (En susurros) El Viejo sabe que si coméis del fruto podréis ser, de verdad, como Él, sabios y poderosos. Y me temo que no le gusta la competencia...
Eva.- ¡Dios mío, no me lo puedo creer!
Serpiente.- ¿Cómo que no? ¡Te crees cosas mucho menos lógicas a lo largo del día gracias a tu famosa fe!
Eva.- (Que se ha quedado muda y pálida unos instantes, mira fijamente a la serpiente y le pregunta casi tartamudeando): ¿De verdad crees que podríamos ser como dioses?
Serpiente.- Ja, ja, ja... Mira, háblalo con Adán y llámame luego. Ya sabes mi móvil: 666...


Intenta ahora responder a estas preguntas...
1. ¿Es común a las religiones culpabilizar el saber? ¿Por qué?
2. ¿Puede un Dios (un padre, un gobernante, un profesor...) permitir que sus criaturas (sus hijos, sus súbditos, sus alumnos...) se le igualen? ¿No nos han hecho a su imagen y semejanza? ¿No quieren acaso lo mejor para nosotros?
3. ¿Por cierto, qué simboliza realmente la serpiente? ¿Un diabólico dragón o demonio? ¿Un príncipe que nos despierta del sueño (de la inconsciencia) de la infancia? ¿Una de esas “malas compañías” (temidas por nuestros padres) que nos “corrompen” al mismo tiempo que nos empujan a crecer? ¿O qué?
4. ¿Por qué crees que cuando nos prohíben algo nos entran tantas ganas de hacerlo?