lunes, 8 de febrero de 2021

¿Qué es (de verdad) la verdad?


¿Qué es la verdad? ¿Lo que veo, lo que siento, lo que creo, lo que entiendo?... ¡Este es uno de los problemas más verdaderos de la filosofía! ¿O no? ¿Sabéis distinguir lo verdadero de lo falso?

Antes de nada. Solemos llamar “verdad” a una cualidad de nuestros pensamientos (proposiciones) o de las frases (enunciados) con que los expresamos. Una proposición o enunciado tiene la cualidad de "ser verdadero” cuando lo que pensamos o decimos con él se corresponde con la realidad. ¿Pero cómo sabemos que se corresponde?

1. Porque se ve, dicen algunos. Sé que el enunciado “El delantero ha marcado un gol” es verdadero porque lo acabo de ver por televisión (o porque alguien que lo ha visto, y del que me fío, me lo ha contado).

2. Porque se siente con el corazón, dicen otros. Es como una especie… de emoción.  Sé que es verdad que “la película de ayer era muy bonita” porque me gusto mucho.  

3. Porque quiero creerlo, por un esfuerzo de voluntad, como la fe. Qué “Dios creó el mundo” es verdad porque lo creo, solo por eso (aunque no tenga “pruebas”, ni entienda demasiado cómo lo hizo).

4. Porque tenemos pruebas experimentales. Sé que es verdad que “el agua hierve a cien grados” porque hemos hecho muchos experimentos, cuidadosamente diseñados, en los que se ve como el agua hierve a esa temperatura.

5. Porque, después de pensarlo, lo entiendo como necesario (no puede ser de otro modo). “Dos más dos son cuatro” es verdad porque razono y concluyo que es imposible que dos más dos no sean cuatro.

Según hagamos caso a uno u otro de estos “criterios de verdad” (por cierto: ¿cuáles serán los “criterios” más verdaderos, y por qué?) podemos hablar de:

Saberes racionales. Son los que obedecen al criterio (5), (4) y, a veces, un poquito el (3). Los que solo aceptan el criterio (5) son denominados “saberes puramente racionales” o “lógicos” (la filosofía se considera habitualmente como uno de estos saberes)Y los que siguen el criterio (5) y el criterio (4) (más, a veces, un poquito el (3)), se denominan “saberes empírico racionales” (son lo que llamamos “ciencias”).

Saberes irracionales. Son los que dicen obedecer los criterios (1), (2) y (3). Por ejemplo, lo que solemos llamar saber común o vulgar obedece a menudo el criterio (1). La gente piensa que nuestros juicios estéticos (sobre lo bonito y lo feo) obedece el criterio (2). Los dogmas o verdades religiosas obedecen, típicamente, al criterio (3).


La presentación de clase: 



Plantéate lo siguiente como ejercicio: de cada una de estas frases dí si te parece verdadera o falsa. Y explica, a continuación, bajo qué criterio has decidido que lo es. 


  • Ahora y aquí es de día.
  • Las ballenas no vuelan.
  • El profesor te ha propuesto que hagas este ejercicio.
  • Las personas de signo capricornio son muy testarudas.
  • La película X (imagina la que quieras) es muy buena.
  • Dos más dos son cuatro.
  • El sol es una estrella de tamaño medio.
  • Dios hizo los cielos y la tierra.
  • En cuanto entré aquí supe que esta iba a ser mi casa.
  • Dos cosas iguales a una tercera cosa son iguales entre sí.
  • Nosotros somos el pueblo elegido por Dios.
  • Esta frase es falsa.
  • Dios existe.
  • Me duelen las muelas.
  • El todo es mayor o igual que cualquiera de sus partes.
  • Se está produciendo un cambio climático en la Tierra.
  • Abusar de los más débiles es malo.


sábado, 6 de febrero de 2021

Instrucciones para cambiar el mundo


En el mito de Adán y Eva Dios castiga a los humanos a “tener que trabajar para vivir”. ¿Os suena a algo? En el mundo al que venimos no se regala nada. Hemos de trabajar duro para obtener de él todo lo que necesitamos y queremos. ¿Y qué consiste, por cierto, esa actividad a la que denominamos "trabajar"? Muy en general, trabajar supone operar algún cambio en el mundo, realizar algún tipo de transformación en él y de la que obtengamos algún beneficio.

De hecho, todos los seres vivos transforman constantemente el medio ambiente que les rodea para beneficiarse de él. Y los seres humanos más. Los humanos tenemos un afán de transformarlo todo parejo al afán de perfección que nos define. Queremos cambiar el mundo porque lo que hay en él nunca acaba de casar con nuestros ideales (porque “lo que es” nunca nos parece como “debiera ser”). 

A veces, el mundo que queremos transformar es el medio ambiente, la naturaleza. La transformación del medio es una actividad que siempre ha caracterizado al ser humano, desde la prehistoria hasta el día de hoy en que, justamente, nos empiezan a preocupar los efectos descontrolados de esa actividad. Somos un "animal técnico" por excelencia. Casi nada queda a nuestro alrededor que no sea fruto de este afán por adaptar la naturaleza a nuestros intereses. Ni siquiera nuestros cuerpos y mentes quedan fuera del poder de la técnica y la tecnología (la cirugía estética, el diseño genético, la educación y el "entrenamiento" mental...)...

Otras veces lo que queremos cambiar es la sociedad en la que vivimos, para que sea más justa o más acorde con nuestros deseos. Este afán es comprensible, pues las sociedades humanas, en tanto obra nuestra que son, parecen más maleables y perfectibles que la propia naturaleza (y por el mismo motivo nos resultan más inaceptables las imperfecciones que muestran). 

Por último, hay veces en que lo que queremos cambiar es nuestra propia forma de ser, para así sentirnos mejor, ser más felices o vivir con mayor dignidad. 

En cualquier caso, para cambiar cualquiera de estas cosas (la naturaleza, la sociedad, o a nosotros mismos) es imprescindible el conocimiento. Tanto en un sentido teórico (hace falta conocer qué es y cómo “funciona” lo que queremos cambiar), como moral o político (hay que saber qué queremos lograr con el cambio, tener un “modelo ideal” que nos oriente), y también práctico (hay que saber cómo llevar “técnicamente” a cabo dichos cambios). 

Algunos dicen que lo importante es “actuar” y no pensar ni teorizar. Pero este pensamiento no puede ir más desencaminado. La acción solo puede seguir al pensamiento; lo contrario no solo es irresponsable, sino imposible (el que decide anteponer la acción a la reflexión está poniendo en práctica el resultado de una reflexión). 





1. Saber también sirve para transformar el mundo. ¿Para qué queremos o necesitamos transformar el mundo?
2. ¿Qué relación tiene "transformar el mundo" con "trabajar"? ¿Que es "trabajar"?
3. Todos los seres vivos transforman el medio ambiente para adaptarse a él, pero algunos animales se ayudan, además, con herramientas y otras técnicas. Busca ejemplos de habilidades técnicas que podamos encontrar en los animales, y otras que solo estén al alcance de los seres humanos.
4. Desde hace unos siglos los seres humanos han desarrollado algo que va más allá de la técnica: la "tecnología". ¿Qué es la "tecnología"? Busca ejemplos de transformaciones del mundo que te parezcan efecto de la tecnología. ¿Qué diferencia crees que hay entre técnica y tecnología?
5. Busca algún objeto en tu entorno que no sea producto de la técnica o la tecnología. 
6. ¿En qué sentido pueden ser las personas, también, un producto técnico o tecnológico?
7. En la actualidad se plantea el problema de los efectos perjudiciales de la tecnología. Busca al menos tres ejemplos que ilustren este tipo de problemas.
8. ¿Qué es la ecología? Cita algún problema "ecológico" que conozcas.
9. ¿Por qué crees que los seres humanos estamos tan empeñados, a veces, en transformar la realidad social? 
10. ¿Crees que es posible cambiarse a uno mismo? Di algo que te gustaría cambiar de ti. ¿Podrías hacerlo?
11. ¿Es precede a qué, la teoría a la práctica o la práctica a la teoría? ¿Por qué? 
12. ¿Qué cosas debemos saber para ponernos a transformar la naturaleza? ¿Y para transformar la sociedad? ¿Y para transformarnos a nosotros mismos?