viernes, 16 de septiembre de 2016

¿Cuándo empieza uno a hacerse filósofo?


Cuenta un viejo sabio (al que los griegos llamaban Platón) que los hombres somos como prisioneros en una oscura caverna. En ella vivimos atados de tal modo que sólo podemos mirar hacia la pared del fondo, en la que aparecen imágenes con voz y movimiento. Es como si desde pequeños viviéramos en una sala de cine (o ante un televisor) y solo pudiéramos ver una pantalla en la que constantemente se proyectaran imágenes. O peor aún, es como si desde niños pasáramos el tiempo en aulas como esta, encapsulados en pupitres de forma que solo pudiéramos mirar la pizarra en la que el profesor de turno dibujara y escribiera sin parar… Resultado: creeríamos que el mundo no es otra cosa que lo que aparece en esa pared (o pantalla, o pizarra)…



Así vivimos todos los humanos -dice el filósofo Platón- antes de empezar a filosofar: creyendo que el mundo es lo que vemos (y lo que oímos que nos dicen) desde pequeños…  ¿Pero es el mundo así de verdad?...  Llega un día en que uno se despierta de ese sueño que da la penumbra (y el aburrimiento) de la caverna (la tele, el aula…)

y comienza a hacerse preguntas, a discutir lo que le dicen, a no creerse ni hacer las cosas sin más, “porque sí”, o porque lo dice alguien poderoso... ¿Por qué van a ser las cosas como tú dices? –le decimos entonces al cavernícola jefe— . ¿Por qué es el mundo como es (tan raro y contradictorio a veces)? –nos preguntamos a nosotros mismos— ¿Es realmente así?... ¿No podría ser más justo, la gente más buena, la vida más bella y feliz?... ¿Cómo?... ¿Y yo, qué pinto aquí yo, cómo he venido a parar a esta caverna? ¿Obedezco y hago lo que me dicen, o mejor me atrevo a hacer lo que yo quiera? ¿Pero, claro, qué es lo que yo quiero realmente?...  
Estas y otras mil preguntas invaden al cavernícola que, un día, decide apartar la vista de la pantalla o la pizarra y pensar por su cuenta. Y esto, preguntarnos y pensar por nuestra cuenta, es también lo que queremos hacer aquí. La filosofía es…esa manía que nos entra a algunos de querer saber y vivir por nosotros mismos, bajo nuestra responsabilidad, como si dirigiéramos nuestra propia película, abriendo bien los ojos y pensando y haciendo solo lo que nosotros consideramos verdadero, justo, bello… Eso sí, como pensar por nuestra cuenta no es tarea fácil (a uno le llegan a volver loco las dudas), no es mala cosa que compartamos los pensamientos con otros con la misma inquietud que nosotros. Y eso, dialogar, pensar juntos, es también lo que más haremos aquí... 


Para empezar el próximo día, vete pensando y respondiendo:
1) ¿Qué te sugiere a ti el cuento de la caverna?
2) ¿Serías capaz de inventar un cuento distinto que tuviese el mismo significado?
3) ¿Qué crees que significa, filosóficamente, que seamos unos "cavernícolas"?

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